Cuando empecé a trabajar como diseñadora UX/UI, me sentí agobiada por la cantidad de términos de moda y de metodologías que había. Incluso recuerdo que en un punto sentí que nunca podría ponerme al día. De hecho, tras hablar sobre esto con un amigo, él me puso en contacto con mis jefes actuales y obtuve mi puesto en Indicius.
Hoy en día ya no me siento tan insegura. Aunque siempre haya alguna técnica nueva para incorporar o un nuevo diseñador famoso del que todo el mundo esté hablando, ya no me da miedo que algo se me pase por alto. Con el tiempo aprendí que siempre es mejor mantener la calma y solo incorporar nuevas metodologías si las analizo y decido que favorecerán el proyecto en el cual me encuentro trabajando. Entiendo que nuestra área está en constante evolución y lo celebro, pero no necesariamente debemos usar la técnica más reciente para ser buenos diseñadores. Solo tenemos que aprender a enfocarnos en lo importante.}
Charlas interminables sobre Figma, Sketch o Adobe XD y sobre la forma en que hacemos prototipos de nuestras ideas. Largas listas sobre los pro y los contra de Notion, Trello o Asana, con tips para usar cada uno de ellos. Tendencias de diseño como diseño plano, neumorfismo o minimalismo. Incluso los nombres de nuestros puestos: diseñador UX/UI, diseñador de producto, diseñador de interacción, estratega creativo, estratega digital, etc. Hay nombres para todo lo que te puedas imaginar. Es entendible que la gente se pierda.
Por ejemplo, cuando estaba estudiando UX, aprendí las distintas formas de ilustrar el proceso de pensamiento de diseño (Design Thinking): la de IDEO, la de Google, la de Stanford, y así. Por esta razón, llegué a pensar que debía saber las diferencias entre todos estos gráficos. Lo cierto es que solo necesitaba entender por qué el pensamiento de diseño es una herramienta poderosa para resolver problemas complejos.
A lo que voy es... entiendo el poder que los nombres nuevos pueden ejercer en la audiencia. Todes queremos ser cool, ¿no? Y los nombres pueden ayudarnos a serlo. En general suenan atractivos y prometedores. Aun así, a pesar de que los expertos puedan diferenciar lo importante de lo irrelevante, esto no siempre ocurre con las personas que no tienen experiencia alguna en el área.
Al principio, veía las metodologías como si fueran recetas de repostería: seguía cada paso del proceso sin parar a preguntarme qué era lo que estaba haciendo. Desafortunadamente, no me trajo muy buenos resultados porque no estaba prestándoles atención a las especificidades de cada proyecto.
“Un problema bien planteado es un problema medio resuelto.” — Charles Kettering
Nadie niega que la mejor forma de encarar un problema es usando metodologías que han demostrado ser eficaces, pero debemos tener en cuenta que antes de elegir alguna de ellas, debemos dedicarle cierto tiempo de calidad a investigar la cuestión y realmente comprender qué hay que solucionar. Para hacerlo, se debe priorizar el análisis por encima de las tendencias. Usá tu criterio en todo lo que veas: confiá en tu conocimiento y preguntate qué hay que hacer y cuáles son los objetivos del cliente y del usuario con respecto a tu tarea en particular.
Considerá el proceso del proyecto, su alcance específico y el tiempo y los recursos disponibles en cada situación. Este es el primer paso en todos los proyectos de Indicius: todos nuestros servicios comienzan con una fase de descubrimiento e investigación en la que intentamos entender quién es el cliente y quiénes son sus usuarios. Luego, adaptamos las herramientas a la tarea por hacer. Gracias a esta forma de trabajar en la agencia, he llegado a pensar que ser consciente de todos estos detalles es lo que hace que una persona sea buena diseñando, en vez de conocer todas las tendencias existentes.
Al fin y al cabo, a los clientes realmente no les importan todos estos nombres sofisticados que nos vuelan la cabeza. Ni siquiera saben que estos nombres existen: en realidad, nos contratan porque el diseño es una herramienta poderosa que puede agregar valor a sus negocios. Para ayudarlos a lograrlo, es importante que dejemos de lado nuestro ego y nos enfoquemos en las necesidades del cliente en vez de gastar tiempo pensando en nuestro próximo caso de estudio y en lo que tendrá para decir la comunidad del diseño.
He tenido varias conversaciones al respecto con una compañera y nos dimos cuenta de que, siempre que tenemos conversaciones sobre metodologías, a los clientes no les importa cómo será el proceso, sino la solución que les daremos. Tenemos que poner el diseño en un contexto empresarial. Tal como dijo mi colega Salvador:
La mayoría de las veces, cuando ofrecemos un servicio de diseño, lo hacemos en un entorno empresarial. Por lo tanto, necesitamos entender la forma en que las empresas controlan y miden su salud para poder estar en sintonía.
Solemos decir que la empatía es nuestro valor más importante, pero a veces nos encontramos viendo a nuestros clientes como si fueran una especie de monstruos que buscan incansablemente destruir cada pieza que logramos. Sin embargo, nunca debemos olvidarnos de que nuestros clientes son una parte necesaria de nuestro equipo y de que su punto de vista es muy importante: de nuestro lado sabemos de diseño, pero son ellos quienes saben del tema. Si queremos satisfacer sus necesidades, tendremos que analizar las distintas opciones para identificar el proceso que nos resulte mejor.
Así que, si hace poco estás en el área, tenés que saber que muches de nosotres ya hemos estado en tu lugar. Como dije al principio, cuando empecé a trabajar acá, yo también me sentí perdida y confundida por todos estos términos nuevos que parecen decir lo mismo una y otra vez. Te vas a acostumbrar. Lo que sí debés hacer es seguir aprendiendo y trabajar mucho: la forma en que vas a incorporar las herramientas es usándolas, no memorizándote los nombres.
En mi caso, aprendí a mantenerme enfocada con la ayuda de mis compañeres de la agencia, a quienes respeto y admiro. El hecho de que tengamos nuestros valores como empresa tan bien definidos me ayudó a entender qué es lo importante al momento de hacer, pero lo que más agradezco son las muchas oportunidades que me dieron para aprender. Una de las experiencias que siempre recordaré es este Design Sprint que hicimos para un proveedor de cobertura médica, el cual me hizo ver la metodología no como algo estático, sino como una herramienta para comprender a fondo un problema complejo.
Para cerrar, te invito a que uses tu criterio no solo con tus diseños sino también con tus procesos: para crecer como diseñadores, debemos trabajar todos los días y reflexionar sobre lo que estamos haciendo.
¿Cuál es tu proceso de diseño? ¿Cómo adaptás las metodologías a tus proyectos específicos? Me encantaría saber lo que otros colegas tienen para decir.
Ponete en contacto: contact@indicius.com